domingo, 18 de diciembre de 2011

1978

El 6 de diciembre de 1978 marco un hito sin duda en la historia contemporánea de nuestro país, fue el día elegido para votar en referéndum la Constitución Española y marcó un antes y un después en nuestras vidas, pero otras muchas cosas sucedieron en España, posiblemente sin tanta resonancia pero que indicaban que algo comenzaba a cambiar, como que una mujer, Carmen Conde, ingresara en la Real Academia de la Lengua, coto privado masculino hasta la fecha. Europa no se libraba todavía de la lacra del terrorismo y en Italia fue asesinado el líder de la Democracia Cristiana, Aldo Moro por las Brigadas Rojas; fallecía Juan Pablo I, siempre rodeado de un halo de misterio, y fue nombrado Papa Karol Wojtila con el nombre de Juan Pablo II. En Estados Unidos se firmaba el tratado de Camp David y en Monaco se casaban Carolina y Philippe Junot con ostentosa pompa. En San Vicente el alcalde era D. Mariano Carbonell Montoyo, Don José Ripoll era el párroco de la Iglesia de San Vicente Ferrer y Don Joaquín Gil Escobar presidía la Unión de Comparsas. Como curiosidad política es la última vez que aparece en un libro de fiestas la figura del Jefe Provincial del Movimiento, D. José Duato Gómez.
Como podéis daros cuenta, yo con casi los catorce años cumplidos me importaba muy poco como funcionaba el mundo, me resultaba más agradable mi vida diaria, la relación con los compañeros del colegio, de los cuales con alguno todavía conservo una buena amistad, con otros una amistad en la distancia y desafortunadamente con la mayoría una ausencia de relación de la cual asumo toda la culpa por mi carácter y forma de ser. Comenzaba a estar en la edad en la que un niño empieza a sentirse un hombre pero que no deja de ser un mañaco, los tonteos con chicas, a las cuales me costaba acercarme debido a mi natural timidez, los partidos de fútbol en el descampado de enfrente de casa, todavía recuerdo la sensación en el paladar de la uva hurtada donde actualmente se encuentra el colegio La Huerta, las cabañas que construíamos en la gran cantidad de solares que existían, el escondernos en la fábrica después de que cerraran, el procurar no rozar el coche del tío Pepito, primero el Renault 4 matricula de Toledo y posteriormente el Ritmo, el cual todavía en la actualidad ve pasar frente a él generaciones de niños que no pueden abstraerse de la sensación de tocarlo ante el enfado del dueño. Y de todo este batiburrillo de sensaciones de adolescente me ví inmerso en otra nueva aventura festera, en esta ocasión formando parte de la Comparsa Zingaros de San Vicente.

El origen de la Comparsa Zingaros es curioso ya que en un principio la idea consistía en fundar una Comparsa de Maseros pero cuando la solicitud llegó a la Unión de Comparsas ya se habían adelantado y fue cuando José Antonio Sirvent Mullor, Zingaro en Elda, propuso la idea de fundar una Comparsa de Zingaros. Todas estas ideas se gestaban en esta época en el piso de mis tíos, en la calle La Huerta, 14, primero izquierda tras una comida familiar, que buenos recuerdos, con el café y las copas se arreglaba el mundo, se hablaba de todo, de política, de fiesta, de arte, de música. Cuanto me arrepiento ahora de no haber sido mas mayor y haber participado de aquellas tertulias. La idea en un principio caló hondo y se comenzó a trabajar, mucha gente se sumó al proyecto pero como suele ocurrir, al principio todo el mundo se apunta pero luego tienen que tirar del carro los mismos y esto sucedió, estaba planeada una filada de adultos, una de jovenes y otra de niños pero al salir de Capitanes Cristianos de la Unión de Comparsas mi tío Pepe y mi tía Aida no habían suficientes adultos y apechugamos ese primer año los jovenes y los niños.


Con unos trajes confeccionados en mi casa, en el segundo izquierda del 14 de la calle La Huerta y con la Banda de Tibi a nuestras espaldas debutamos en la Fiesta un nublado sábado día 1 de Abril.


La Comparsa, presidida por Doña Pepita Moltó, participó en todos los actos festeros y sumó así su granito de arena a los primeros y dificiles años de nuestra Fiesta. A mi me queda el orgullo personal de haber colaboradso a fundar una Comparsa, que si bien no duró muchos años fue importante en el panorama festero como vivero de cargos (algo que veremos en futuras fechas), tambien algo que no conoce mucha gente, porque jamas lo he contado, fue mi primer diseño festero, la Z que adornaba los chalecos y la cuspide de la bandera fueron diseño mio, inspirado evidentemente en el escudo de la comparsa de origen, la de Elda.


Me gustaría dar mi más sincero agradecimiento a los impulsores y "alma mater" de la Comparsa Zingaros que fueron mis tios Pepe y Aida, mis padres Mariano y Angelita, Santiago y Manoli, Jos.e Antonio Sirvent y Doña Pepita Moltó. Muchisimas gracias por enseñarme esto que me ha ocupado treinta y cinco años de mi vida, la Fiesta.

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