miércoles, 28 de diciembre de 2011

1982



España en 1982 parecía un país que comenzaba a olvidar el pasado. Tras el juicio más largo del Derecho Castrense español fueron condenados los dirigentes del 23-F. En junio de este mismo año por primera vez en su historia nuestro país organizaba unos campeonatos del mundo de fútbol, que a la postre acabaron en decepción para los nuestros. En octubre el PSOE consiguió la mayoría absoluta en las Elecciones Generales y Felipe González se convirtió en el nuevo Presidente del Gobierno. También nos visitó ese año Juan Pablo II y Maradona firmó por el F.C. Barcelona. En el extranjero de nuevo la guerra hacía su aparición, esta vez en las Islas Malvinas, un conflicto que duró sólo dos meses pero cuyas secuelas llegan hasta nuestros días. Gabriel García Marquez se hizo con el Nóbel de Literatura y fallecieron tres mitos de la pantalla, Henry Fonda. Ingrid Bergman y Grace Kelly.

San Vicente en 1982 seguía creciendo pero sin abandonar ese sabor a pueblo que ahora algunos añoramos. La Fiesta al igual que el Pueblo crecía, desaparecían comparsas pero aparecían otras nuevas que iban llenando esos huecos con nuevos festers cargados de ilusión. Repasando el Libro de Fiestas de ese año, viendo las fotos de los actos y de las gentes te das cuenta como pasa el tiempo, personajes que en aquella época eran parte importante de la vida social del pueblo posteriormente fueron engullidos por las fauces del tiempo, encuentras gente a la que nos has vuelto a ver y rememoras lo que una vez compartiste con ella, gente que ya no existe, como el Capitán de la Comparsa Marroc's de aquel año Don Ricardo Bernabeu, padre de Ricardo del que me honro en ser su amigo. Los actos también sufren ese cambio y se van adaptando a las necesidades de la Fiesta. A esta Junta Directiva de la Unión de Comparsas hay que reconocerle la valentía para defender la Fiesta de Moros y Cristianos frente a una Concejalía y una Comisión Municipal de Fiestas poco dadas al dialogo y a los cambios en su forma arcaica de entender la Fiesta de San Vicente.
Este futbolístico año yo seguía en el Instituto, cursaba C.O.U., Curso de Orientación Universitaria, de nuevo estas siglas absurdas ya que de orientación para la universidad nada de nada, era simplemente un curso más en el Instituto. Lo cierto es que supuso un cambio radical para mí; el motivo era evidente, solicite un permiso al Claustro de Profesores para pasar de ciencias, donde cursé tercero, a letras para hacer C.O.U. Me lo concedieron, supongo que pensando que el batacazo iba a ser tremendo, y junto con mi prima Lola fuimos los primeros, y no se si los únicos, en realizar semejante barbaridad. Yo me encontré con siete asignaturas de letras además de las matemáticas y la física y química del año anterior. Bueno, no había más remedio que coger el toro por los cuernos y respirar hondo. De ese año si que tengo buenos recuerdos del profesorado. Lucía, Historia del Arte, mi querida Lucía que fue la que me abrió la puerta de lo que posteriormente fueron mis estudios superiores. Ramiro, Historia, me enseñó a estudiar y comprender su asignatura. Emilio Felíu, Literatura, nos enseñó a ligar con extranjeras y poco más. Carlos, Inglés, que me decía que tenía un inglés de los bajos fondos de Londres y Caridad, filosofía, que puedo decir de Caridad, comence odiando su microfono y su pictolín pero terminé apreciándola sobretodo cuando venía a la cantina a buscarme para ir a su clase; años despues supe que también fue profesora en el Jorge Juan de mi mujer.
Acabó el curso y como no podía ser de otra manera no logré aprobarlo todo. Me esperaba un verano calentito con muchas ¿? asignaturas. Llegó septiembre y a puerta gayola me enfrente a los examenes, en quince días aprobé C.O.U. y la selectividad. Ya estaba en la Universidad.


En medio de toda esta voragine, las Fiestas, nueva comparsa, nueva gente, nueva forma de ver la Fiesta. Me acerqué a la Comparsa Tuareg de la mano de Quique García ya que su cuñado y su hermana salían allí, y José Luis y Trini todavía hoy forman parte de la Comparsa Tuareg. Ese año el Presidente era Parra que también salía de Capitán junto con su hermana. Teníamos la kábila en el local de Parra, en la calle Alfonso XII y allí se realizaban los almuerzos, las comidas y los bailes por la noche, para mí todo esto resultaba novedoso y ese año descubrí toda una nueva faceta festera que no conocía y he de reconocer que me gustó. Ese año tuve el placer de conocer a dos personas que han marcado mi vida y no sólo hablo de la festera, son Fernando y Maribel. Con ellos he compartido muchas cosas, ese primer año congeniamos con facilidad y ya desde el primer momento saltábamos sobre los charcos arromangandonos la chilaba en un gran ambiente de amistad. De ellos ya hablaré en más ocasiones porque repito son personas muy importantes dentro de mi vida.


Anécdotas de ese año hay muchas pero repasaré una general y otra personal. La general es la enorme granizada que cayó en San Vicente después del desfile. Recuerdo haber terminado de desfilar, ir a mi casa, colocarme la chilaba e ir caminando hacia la kábila, al pasar por la calle Montoyos, tenían allí la kábila los Nómadas y pasé a visitar a mis primas, cuando salí el pueblo parecía nevado, era impresionante. Esto dejó multitud de charcos en los que meterse para saltar y mojar al que estuviera a tu lado. La anécdota personal pudo acabar en tragedia pero a los festeros San Vicente les tiene bien protegidos y en esa época se hacían barbaridades. Un día estaba yo sentado tranquilamente con un muslo de pollo en la boca y un cohete de cañita me lo quitó de las manos. A partir de ese momento decidí ponerme de parte de los "malotes" y en un futuro si pudiera hasta encabezarlos.
Lo cierto es que viví la Fiesta con intensidad, participé por primera vez en la charanga, aprendí que existía otro tipo de Fiesta, otros complementos que todavía la engrandecían más, conocí gente maravillosa, algunos de los cuales todavía hay día son amigos, otros que pasaron al plano personal y con los que he compartido los mejores momentos de mi vida. Yo provenía de una comparsa familiar y tuve la suerte de encontrar una nueva familia festera en la que apoyarme, si los Zingaros pusieron los cimientos, los Tuareg colocaron los ladrillos para edificar en mi corazón un edificio llamado Fiesta.
Mis padres este mismo año debutaron también con su nueva Comparsa, los Maseros con quienes desfilaron hasta 1989, al año siguiente entraron en la familia Tuareg.



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