viernes, 23 de diciembre de 2011

1980


Comienza la década de los ochenta, tremendamente importante en mi vida, siempre me he considerado muy ochentero en todo tipo de manifestaciones artísticas y sobretodo en la música, pero este año de 1980 personalmente me marcó por cuatro noticias luctuosas, el asesinato de John Lennon en la puerta de su casa en Nueva York, el fallecimiento en un accidente aéreo en Alaska de Félix Rodriguez de la Fuente, la muerte del actor ingles Peter Sellers, un genio interpretativo y la del maestro Alfred Hichcock, cuatro mitos que encontraron la muerte en el mismo año, que forma más terrible de comenzar una nueva década. Pero la cultura triunfa y se abre paso, cicatrizó rápidamente estas heridas y nos dejó dos grandes muestras del ingenio humano, me refiero a "el nombre de la rosa" de Umberto Eco y la opera rock "The Wall" de Pink Floyd.
Mientras tanto en San Vicente todo seguía igual, un pueblo que crecía rápidamente, que no paraba de expandirse y que ya en aquella época lo definían como ciudad-dormitorio. Tanto política como festeramente mandaban los mismos. La Fiesta seguía creciendo al ritmo de la población. Tengo recuerdos del momento, de acompañar a mi madre a reuniones de presidentes de Comparsa que se celebraban en un cuarto del antiguo ayuntamiento con entrada por la calle Salamanca que creo que en su día fue sede del Juzgado de Paz.
Cursaba por entonces segundo de B.U.P. en el Instituto de San Vicente, en el antiguo, antes de que construyeran el actual en el mismo lugar. De los profesores de ese año tengo algún que otro recuerdo. El Monzón en matemáticas, el Schweppes en inglés, afortunadamente se fue y vino una muchacha de aspecto más dócil que nos aprobó a todos, recuerdo también a una señora de orondo aspecto que nos daba latín y como no de don Manuel Martínez Berasaluce, ciencias naturales, que ese año me devolvió la caricatura que le realicé el año anterior y que llevo durante dos cursos en el bolsillo superior de su blanca e inmaculada bata.
A la par que la propia evolución de la persona cada vez dedicábamos más tiempo al estudio y a las relaciones sociales que al juego y la diversión que habían marcado años anteriores. El salir a pasear era un concepto muy popular en esa época, Empezaban los pubs y bares musicales en San Vicente que cambiaron la forma de entender el ocio entre la gente joven del pueblo. Todavía no disponíamos de vehículo, había gente con pequeñas motocicletas, y las visitas a Alicante eran para ir al cine, a primera sesión, pasear y pronto a coger el autobús en la Plaza de Toros; era más habitual cerveza y pipas en la Plaza del Pilar y a casa temprano.
Este año yo lo considero muy importante dentro de mi vida festera ya que fue la primera vez que salí de Capitán de la Comparsa junto con mi prima Aidita, lo siento se que te gusta que te llamen Aida pero para mí siempre seras Aidita y estoy seguro que no te molestarás conmigo por eso. Pues bien, como decía los recuerdos se agolpan sobretodo en esa faceta de Capitán. Recuerdo la Presentación de Cargos Festeros realizada en el cine La Esperanza junto con la Reina de las Fiestas. El paseo por el patio de butacas, ante la mirada de un cine repleto de gente, para los que somos tímidos es muy fuerte pero lo superamos eso si con mucha vergüenza. La anécdota del cine es el acceso al escenario que se realizaba por el aseo de caballeros entre señores sujetando sus partes y un aroma poco recomendable era el único paso durante los ensayos.

Una vez ya en Fiestras, evidentemente ese año no desfilé, representaba a la Comparsa y junto con Aidita participamos en todos los actos, uno tras otro sin desfallecer.
La Comparsa por su parte, seguía sin crecer, se limitaba a un ambito familiar y de amigos íntimos y así es complicado mantenerse dentro de la estructura de una Fiesta que comenzaba a desarrollarse.



Sin ningún tipo de ambiente de lo que empezabamos a ver en las Comparsas, tan sólo nos reuniamos a la hora de los actos, por la noche la Fiesta cada uno se la organizaba como quería o podía, los jovenes necesitabamos algo más y comenzabamos a crecer, a abandonar incluso la adolescencia. Yo, personalmente, veía con envidia a mis amigos de otras comparsas que disponían de algo más con lo que complementar los actos, por que la Fiesta no son sólo los actos oficiales, la Fiesta es algo más que yo en esos años observaba desde fuera y tenía ganas de esa Fiesta.
Pasó Abril y llegó el Mig Any, fue el último en el que participó la Comparsa Zingaros, pero todavía teniamos que dar algo de guerra ya que al año siguiente, en 1981 volviamos a subir la calle Ancha, esta vez si que por última vez.


Al margen del texto y como licencia del que escribe me voy a permitir el lujazo de poner una fotografía de mis padres antes de comenzar el desfile del sabado de ese año de 1980. Os Quiero.





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