viernes, 20 de enero de 2012

1989



El final de la década de los ochenta nos trajo un año cargadisimo de acontecimientos interesantes. A mi modo de ver el más importante fue la caída del Muro de Berlín. Las continuas protestas en la República Democrática Alemana produjeron la dimisión de Erich Honecker y en noviembre la caída del llamado "muro de la vergüenza". Otros países se unieron a las manifestaciones y caía así el bloque comunista; tras la R.D.A. fue Hungría, Polonia, Checoslovaquia y Bulgaria. Otro de los acontecimientos que nos dejó fuertemente impactados es la represión en la Plaza de Tiananmen en Pekin; en nuestras retinas siempre estará la imagen de aquel muchacho frente a los tanques. La brutalidad empleada por el ejercito chino dejó mas de tres mil quinientas victimas.
En este año de 1989 España ejerce la Presidencia por primera vez de la Comunidad Económica Europea. El Papa Juan Pablo II inicia su tercera visita a nuestro país y Camilo José Cela consigue el premio Nobel de Literatura.
La prensa rosa también tuvo su tajada este año ya que falleció en un accidente de esquí en Estados Unidos, el Duque de Cadiz Don Alfonso de Borbón.
Año trágico para la cultura española ya que en enero fallecía uno de los mas grandes pintores que ha dado la España contemporánea, me refiero a Salvador Dalí.


Ultimo año de Universidad, y el que yo pensaba que iba a ser el final de mi relación con la ciudad de Valencia, que equivocado estaba por que todavía seguiría algún tiempo más conectado de alguna manera con estas gentes. Cambié de piso, ahora estaba un poco más cerca, apenas quince minutos, compartiendo piso con unos compañeros muy peculiares. El primero de ellos, el más veterano y el que ponía las norma en la casa, era un estudiante de cuarto de Filosofía, cuya "filosofía" de la vida consistía en vivir de sus padres hasta que pudiera vivir de sus hijos. Era un rapaz nocturno que escuchaba música clásica y tremendamente aficionado al brandy. Jamás supe realmente cuantos compañeros de piso tuve, otro de ellos que para desgracia de la sociedad se licenció en Obras Públicas, se encontraba haciendo su proyecto fin de carrera y buscaba desesperadamente de donde copiarlo. El tercero en aparecer por allí regularmente era un chaval de primero de Derecho aficionado a la juerga y a cultivar marihuana. Con estos mimbres, el cesto estaba listo; a la primera semana de estar allí los platos se acumulaban en una cocina mugrienta, que jamás supe de que color era su alicatado, necesitaba platos y me puse a fregar con lo único que había, gel de baño. Mis necesidades sentadas las realizaba en la universidad porque jamás supe de que color era la taza del aseo, al igual que la ducha, que yo sospechaba que aquello negro del fondo no era decorativo. El mantel eran periódicos y la antena de la televisión un pedazo de papel aluminio enganchado al cable del vecino de arriba. La habitación en la que yo dormía disponía de dos camas y yo creo que era la única donde no se pegaban los pies al suelo. Ellos no aparecían por su casa por lo tanto yo no se que hacían con su ropa, allí no había lavadora, yo no vi ropa tendida nunca y lo cierto es que tampoco olían mucho de lejos ya que nunca estuve tan cerca de ellos. Vista la cocina comprendereis que de nuevo pasara otro año a base de bocadillos y cenando poco para evitar los apretones nocturnos.
Lo cierto es que al principio del curso pasaba las semanas allí pero con el paso del tiempo cada vez iba menos, no me resultaba agradable vivir en esas condiciones y comencé a ir a Valencia solamente a recoger apuntes y examinarme. El día que dejé el piso definitivamente, estaba solo, fui al supermercado, compré una botella de lejía y la vacié sobre dos grandes plantas de marihuana que habían estado allí, en el salón, tomando el sol todo el año; fue mi despedida de aquella panda de vividores y marranos con los que me junté. Espero, que a día de hoy, con el paso de los años, sean excelentes profesionales de la rama a la que cada uno se dedicara, aunque sinceramente lo dudo.
salí de aquella ciudad con dos años más y un titulo universitario en el bolsillo, el destino quiso que Gloria, una vez me marché yo, pasara un tiempo en Valencia realizando las prácticas para El Corte Inglés, que yo volviera a esa ciudad a hacer el Servicio Militar y que mi hijo mayor se hiciera aficionado del Valencia C.F.. Toda una odisea.


En San Vicente Jaime Antón se encontraba en el segundo año de su segundo mandato al frente del Consistorio, la Concejalía de Fiestas si que cambió y ese año Luisa Notario sustituyó a Antonio Bas que se marcho a Cultura, a prometer la famosa Casa de la Cultura que todavía hoy debe andar buscando. Con Luisa Notario al frente de la Concejalía si que hubo un cambio de actitud en lo relativo al dialogo, a pesar de que la Comisión Municipal de Fiestas, presidida por el Sr. Boluda, continúan con las mismas caras. De nuevo un relevo en la presidencia de la Unión de Comparsas, esta vez es Blas Lillo el que ocupa el sillón con nuevas ideas y un grave problema solucionado de aquella manera.
En la Asamblea General de la Unión de Comparsas celebrada en junio de 1988, la Comparsa Tuareg presentó la propuesta de un único desfile por bando en la Fiesta de San Vicente. Tras un arduo debate y posterior votación, se gana la propuesta quedando esta aprobada por la Asamblea. Pero una mano negra apareció intentando vulnerar la voluntad soberana de la Asamblea. Una serie de presidentes de comparsa y festeros, y pongo a cosa hecha presidente, comparsa y festero con minuscula porque no merecen ningún respeto, hablaron con el Alcalde y mostraron su desacuerdo con el resultado de una votación democrática, esto en el diccionario se llama de diversas formas todas sinónimos de totalitaristas. El Presidente de la Unión no se atrevió a tomar parte por la legalidad y en la presentación de la Comparsa, esto lo ví yo con mis ojos, en el Mesón San Vicente se quitó la chaqueta y se la puso del revés dando a entender claramente su postura.
Una vez finalizadas las Fiestas de 1988 la Comparsa cambió de Presidente, en mayo fue elegido José Francisco Perez Boluda, pero este asunto le sobrepasó y la Comparsa lo cesó al año siguiente volviendo la presidencia de nuevo a José Luis Espinós.



Visto el cariz tomado por los acontecimientos la Comparsa decidió que en 1989 no iba a participar en ningún acto de la Fiesta, pagando sus cuotas a la Unión de Comparsas y abriendo un local donde pasar estos días. A pesar de todo fue un año muy emotivo, en la Entrada del domingo la Comparsa Marroc's provocó un corte intencionado respetando el lugar donde deberiamos ir los Tuareg. Nosotros nos encontrabamos viendo el desfile y hubo festeros, con minusculas, de algunas filadas que al vernos giraban la cabeza y nos retiraban la mirada, supongo que por vergüenza por su actuación. A la kábila vinieron a visitarnos nuestros amigos y el que no vino no se le echó de menos; ya digo fue un año muy marcado por el sentimentalismo, hubo mucha lagrima, mucho abrazo y yo creó que todo aquello nos hizo más fuertes y más grandes. Evidentemente la Comparsa sufrió una caída en el número de socios, aún así quedamos cuarenta y cuatro, veintiocho adultos y dieciseis niños. El local ese año seguía en la calle Pi y Margall, pero esta vez en el número 30, un local con escasas condiciones pero suficiente para recibir a quien quiso venir a vernos.
Este año tiene que ser considerado dentro de la Comparsa como un punto y aparte. A partir de aquí se dobló el número de socios y la Comparsa comenzó a crecer producto de la solvencia dmostrada en los malos tiempos.
Como habreis podido apreciar tan sólo hay una fotografía de las Fiestas de este año y es así como debe de recordarse el orgullo de una Comparsa que prefirió sacrificar sus Fiestas que doblar la rodilla ante ciertos personajes y actitudes.

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