lunes, 23 de enero de 2012

1990



La década de los noventa no comienza muy esperanzadora ya que los coletazos de la noticia por excelencia llegan incluso hasta nuestros días. La invasión de Kuwait por parte de Irak provoca una inmediata respuesta internacional liderada por Estados Unidos y Gran Bretaña. La televisión se hace eco de una guerra narrada minuto a minuto y las imágenes de los bombardeos dan la vuelta al mundo. Pero afortunadamente la humanidad no vive tan sólo por y para la guerra, aunque a veces no este tan claro, y 1990 deja estampas esperanzadoras para el recuerdo, como la liberación, tras veintisiete años en prisión, de Nelson Mandela o la unificación de Alemania, separada en dos estados durante cuarenta y cinco años. En España las cosas seguían por los mismos derroteros, ya el año empezó complicado con el estallido del caso Juan Guerra, la utilización de un despacho oficial de la Junta de Andalucía para sirviéndose de su apellido, recordemos que su hermano Alfonso era Vicepresidente del Gobierno, realizar suculentos negocios. El "caso Naseiro" salta en junio como una de las operaciones más importantes contra el narcotrafico en España, y una noticia que alertó al país entero, la matanza de Puerto Hurraco; los hermanos Izquierdo matan a nueve personas por una venganza familiar. En el ámbito cultural, a la creación del Instituto Cervantes hay que sumarle la colocación de la primera piedra del Pabellón de España para la "Expo 92" que realizó en mayo el Rey Don Juan Carlos. Año muy triste para los amantes del cine ya que en 1990 fallecieron dos mitos de la pantalla, Ava Gardner y Greta Garbo, con su muerte se cerraba toda una época dorada del Séptimo Arte.



En San Vicente la noticia sin duda más importante de este año es la finalización de las obras de la Plaza de España, así el sábado 21 de abril, durante las Fiestas, se inauguró este remodelado espacio público y se realizó un concierto a cargo del Orfeón de Sestao, en la Iglesia de San Vicente Ferrer, y una demostración de levantamiento de piedras a cargo de Iñaki Perurena, que la noche anterior había sido el Pregonero de nuestras Fiestas.La remodelación de la Plaza de España nos dejó sin tres de sus elementos arquitectónicos mas tradicionales, se eliminó la fuente, regalada al Pueblo por los hermanos Lillo Juan, se suprimió la gran escalinata de acceso sustituida por un muro con el escudo de San Vicente y dos accesos laterales y se eliminó la balaustrada, aquella en la que tantas veces de niño, y menos niño, nos habíamos subido. Con el tiempo y el paso de otros inquilinos por el Ayuntamiento se volvió de nuevo a recuperar estos tradicionales elementos y el enorme gasto de remodelación no sirvió absolutamente para nada.
En el Ayuntamiento seguían mandando los mismos, Jaime Antón en la Alcaldía, Luisa Notario en la Concejalía de Fiestas y su satélite la Comisión Municipal con el equipo del Señor Boluda. Donde si que hubo un cambio significativo fue en la Unión de Comparsas. Eloy Domenech fue elegido Presidente de la Unión de Comparsas por un periodo de tres años, esto sin duda dotaba de una gran estabilidad a la institución y le daba una base solida para emprender proyectos de futuro. La labor de la Junta Directiva ya se ve reflejada ese año en la Revista de Fiestas, donde la Fiesta de Moros y Cristianos ya tiene el sitio que merece por su importancia dentro del conjunto de la Fiesta. Parece ser que ya pasó del todo el tiempo en el que se utilizaba la Revista de Fiestas como plataforma política o como potro de castigo a alguna asociación festera de la localidad. Personalmente le tengo un cariño especial al libro de 1990 porque fue el primero donde inicie mis colaboraciones escritas. El único acto donde si se dio un paso atrás fue en la Presentación de Capitanes y Abanderadas, que se realizó conjuntamente con la de la Reina de las Fiestas en el cine La Esperanza. La experiencia fue tan negativa que este si fue el último año que se realizó conjuntamente. Cada Fiesta es importante por si misma y el hecho de que se compartan unas fechas no es óbice para que se tenga que realizar todo junto; por separado cada uno organiza el acto a su manera, de forma conjunta una entidad, aunque sea sin querer, se ha de subordinar a la otra y esto es contra producente para las propias entidades, para el espectáculo que ofreces y para la Fiesta que debe ser lo más importante.
Las buenas relaciones entre la Junta Central de la Unión de Comparsas y la Concejalía de Fiestas se tradujeron en la creación de un nuevo acto de gran importancia en los días previos a las Fiestas, se trata de la Presentación del Libro de Fiestas. 1990 fue el año de su estreno y para ello el elegido fue el Cronista de la Unión de Comparsas, Ramón Fuentes Pastor y el lugar el Salón de Plenos del Ayuntamiento de San Vicente.
En el plano personal ese año ya con la carrera acabada regrese a la Universidad de Alicante, para empezar mi memoria de licenciatura, en el departamento de Historia del Arte con Don Adrián Espí Valdés como director.Ese verano Gloria y yo realizamos nuestro primer viaje juntos, nos fuimos a Andalucía, concretamente a Sevilla y a Bailén a ver a la familia. El viaje lo hicimos en coche, en un Seat Panda, incomodo vehículo pero que nos llevó y trajo sin ningún tipo de problemas.


Recuerdo que en el viaje de ida, antes de llegar a Albacete, todavía no estaba hecha la autovía a Madrid, entre todos aquellos páramos oscuros nos da el alto la Benemérita, en un control bastante numeroso, a la pregunta que donde nos dirigíamos, le conteste que a Sevilla y el Guardia Civil miró el coche, me sonrió y me deseó buena suerte. Cachondo el picoleto. Lo cierto es que fue un viaje inolvidable que recuerdo con mucho cariño, sobre todo la visita a Bailén donde tuve la oportunidad de visitar a mi tía-abuela Carmen, a Paco, a Mari y a María, mi querida María que se estaba haciendo mayor sin apenas darme cuenta.


Año de Capitanía en la Comparsa, nervios, carreras, emoción y trabajo, trabajo que desarrollamos en una nave en el polígono de Canastell donde entre todos hicimos el boato en un ambiente magnifico. Recuerdo con mucho afecto ese año, la bronca que me pego Juanito "el conejo" cuando utilicé uno de sus afilados formones a modo de destornillador o la mojada que se dieron ciertas señoras al bajar la puerta de la nave tras la lluvia. Como, poco a poco, entre almuerzos y risas íbamos acabando aquellas carrozas que luego lucirían esplendidas, aunque mojadas, por la calle Ancha.
Este año se desbordaron absolutamente todas las previsiones de crecimiento, en año de capitanía lo lógico es que se produzcan pocas altas debido a un mayor desembolso económico pero pasar de 44 socios a 77, treinta y tres nuevas altas, hacía superar los cálculos más optimistas y ver el futuro de una manera más positiva.


El Presidente de la Comparsa, como no,  seguía siendo José Luis Espinós. El Capitán del Bando Moro, José Tomás; la Abanderada, María José Albarracín; el Capitán Infantil, Israel Morales; la Abanderada Infantil, Raquel Espinós y la Abanderada de la Comparsa, Maravillas Albarracín. La kábila, como no podía ser de otra manera, en la calle Pi y Margall, esta vez en el número 49, para la ocasión se realizo una nueva portalada, bastante más espectacular que la de 1983, realizada por Juan Lillo Garcerán "el conejo" y decorada por José Amat "Parra".



Formó el boato el domingo 22 de abril y comenzó a caer un aguacero. La organización nos comento que al ir los primeros, si nosotros atrancábamos tendrían todos que seguirnos, a lo que nos faltó tiempo para subir la calle Ancha. La carroza del Capitán iba tirada a mano por varias filas de personas y ninguna de ellas se rindió cuando el agua arreciaba y el Capitán llegó a la Plaza de España subido en su carroza y con toda su Comparsa detrás.



Mi filada salió con un traje alquilado en Onteniente, que parecía una armadura, con chapas por todas partes. Ese año desfiló como cabo con nosotros el dueño de los trajes, Manolo de "El Disenyador Fester"
Este año también fue el primero de mi padre en la Comparsa Tuareg tras abandonar los Maseros por una polémica interna. Bien es cierto que no desfiló, iba de boato en una carroza con Gloria, pero formó parte de la Comparsa los veintiún años siguientes.


Un año lluvioso no fue obstáculo para que la Capitanía Tuareg fuera un éxito, era momento de olvidar los malos años y mirar adelante con optimismo porque en ese instante empezábamos a ser conscientes de que sin duda el futuro iba a ser nuestro.

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